Los niños NO necesitan aprender.

Los niños no necesitan “aprender” a ser niños, ellos ya SON, en cambio los adultos necesitamos dejar de intentar que los niños se comporten como adultos. 



Los seres humanos hemos llegado a adultos alejados de mostrar como de verdad nos estamos sintiendo, nos sentimos culpables mostrando ciertas emociones que "no están permitidas socialmente,"  nos sentimos de un modo, pensamos que sentirse así "no esta bien” y decimos y nos mostramos de otro. 



En una lucha constante con como nos sentimos, en una lucha constante con nosotros mismos, y entonces cuando devenimos padres y madres nos cuesta tanto abrazar el hecho de que nuestras hijas e hijos muestren que se sienten como se están sintiendo, pues eso que ellas y ellos sienten nos detona sensaciones también, y queremos pararles, con la idea de que es por su bien, pero en realidad es por nosotros, es por que no queremos sentirnos, por que nos han dicho que esta mal, que no es debido, y con esa educación sin darnos cuenta heredamos ese pleito personal al otro.


Es muy claro cuando un niño se cae y los adultos queremos que pare de llorar, le decimos “no paso nada”, “ya, deja de llorar”, pero si pasó, se golpeo, tal vez físicamente no fue tan doloroso, pero eso no implica que “no pasó nada”, pasó y pasó mucho, las sensaciones del niño nos detonan emociones/sensaciones, pues queremos que ese niño "esté bien", pero al negar lo que pasó no estamos ayudando, nosotros los adultos hubiéramos querido "que no le pasará nada", que no se lastimara , cuando queremos negar lo que ha sucedido NO estamos protegiendo al niño, estamos protegiéndonos a nosotros mismos de sentirnos así como nos estamos sintiendo ante la situación.


Y crecemos con esas memorias, de que si nos pasa algo, en realidad no pasa nada, nos vamos alejando de nuestras sensaciones, minimizando lo que sentimos, nuestro cuerpo se siente de un modo y nuestra cabeza dice que debemos sentirnos de otro.


Pero es paradójico, pues la vida no es así, la vida no es en el no pasa nada, la vida es movimiento y constantemente esta pasando mucho, pero no estamos acostumbrados a que pase, nos educan para que la vida sea una monotonía, una serie de rutinas que cuando se salen de lo que “tenemos bajo control”, nos desbordan o nos paralizan, por que no sabemos lidiar con todo lo que sentimos, por que desde niños nos dijeron que no pasaba nada, por que desde niños nos alejaron de estar cerca, y de la cercanía del acomoñamiento de otros, sin embargo si podemos permitirnos sentir, tenemos la posibilidad de volver a acercarnos, de volver a nosotros mismos. 





Cuando somos madres y padres tenemos la gran oportunidad de modificar esa educación y aprender de nuevo a estar cerca, cerca de nosotros mismos, de nuestras sensaciones corporales, cerca de los cuerpos de los hijos y cerca de sus emociones, cómo, acompañándoles, no forzando a que sientan y sean algo que no son,permitiéndonos que también las sensaciones de los hijos nos muestren el camino de la libertad de sentirnos como nos sentimos.



Cuando dejamos de intentar que los niños se comporten como los adultos que nos enseñaron a ser, madres y padres nos abrimos a un campo abierto para reencontrarnos con nuestra esencia más pura y salvaje, la cercanía con lo que sentimos, cuando nos acompañamos en nuestras bastas y diversas emociones estamos regresando a una congruencia desaprendida, la congruencia de no luchar con nosotros mismos y por lo tanto paramos la lucha con los otros, con los hijos, y entonces podemos comenzar a recordar para que hemos venido a esta tierra, para que somos seres humanos que SIENTEN con todo el cuerpo , estamos aquí para vivir y acompañarnos unos a otros a vivir, hagamos de la compañía la razón para estar aquí, compartiendo un planeta.


Estamos en este planeta, viviendo una experiencia en un cuerpo, las sensaciones son lo que teje nuestra vida, y vamos creciendo alejados de lo que sentimos,  y así vamos “viviendo" en la extraña enseñanza de alejarnos de nuestras sensaciones, negandonos la cercanía con nosotros mismos y con los otros, por que estar cerca implica SENTIR y en la sociedad como la hemos construido para "estar bien" la vida tiene que ocurrir en un "no pasa nada" y para ello hay que estar adormecidos, separarnos de nuestra naturaleza más primaria:  SENTIR.


Para qué tenemos una vida, un cuerpo, con un potencial inagotable para sentir, para qué compartimos un planeta con otros seres humanos con toda esa potencia también, si no es para sentir y hacernos compañía sintiendo.

Los seres humanos necesitamos volver a encontrarnos, a nosotros mismos y al otro, para encontrarnos es necesario volver a  SENTIR-NOS, MIRAR-NOS  a los ojos y eso implica estar con el corazón a la misma altura, abrirnos a parar la lucha con nuestra naturaleza que es sentir, y entonces VIVIR Y PERMITIR QUE EL OTRO VIVA.


Madres y padres tenemos la oportunidad de vivirnos aprendiendo a desaprender a lado de los seres más naturales y salvajes que están a lado nuestro, nuestros hijos e hijas.


Te atreves?

No, no tenemos referentes externos, el único referente eres tu misma, tu mismo, pero si hay compañeros de viaje, esos ojos que te miran y no juzgan si eres buen padre o madre, esos cuerpos que nos toman de la mano con toda la confianza de que somos sus compañeras y compañeros, ellos no dudan, ellos confían, los niños no necesitan aprender a ser niños ni adultos, ellos SON y nos han venido a recordar como SER SERES HUMANOS.




Texto escrito por Lila Guerrero
Madre, doula y gestora general de COmadres. 













Agradezco profundamente la compañía de Carles Company en este recordar que la vida es puro movimiento, es puro sentir, puedes conectar con Carles y su acompañamiento en: La bendición de la inseguridad

Y con su continuidad de esta práctica en México en: presenciabiodinamica.mx

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