La maternidad no es esclavitud



Queridas COmadres, cierro el año con este texto que resume el viaje profundo que emprendí los últimos 12 meses, atravesé por una depresión profunda que me dio la oportunidad de conocerme mejor, de revisar mis prioridades, y de recordar aquello que llena de alegría y cariño mi vida, pero sobre todo me regalo algo invaluable: me devolvió a mi misma.

Comparto con amor este breve texto con el intento de la compañía, de que ponga en palabras lo que muchas veces no se nombra, por que decir que una no se siente bien siempre y que aveces ser madres, pareja de alguien, trabajadoras y todos los roles que nos tocan, nos pesa, que una se siente rebasada, perdida y sin ganas de quedar bien con nadie, por que decir que nos extrañamos y que no nos encontramos no siempre se dice por no decir no se nos permite decirlo, yo le pongo palabras por que no me quiero sentir sola y por que si algo me gusta es mostrarme como soy , con lo que soy y sin falsedades, por que a las madres nos hace bien la honestidad, y dejar de crear falsos mitos de que las madres somos incansables , todas poderosas y eternamente felices, las madres somos seres humanas y ese lugar hay que tomarlo nosotras mismas, demitificando la maternidad y poniendo palabras a TODO lo que sentimos y somos.
La COmadre Lila



Hace unos meses me encontraba pasando por un momento que estaba siendo duro de asimilar, muchas cosas pasando, otras detenidas y con pocas fuerzas de tomar acción, algo dentro me pedía parar, hacer pausa a casi todo, pues el día a día seguía ocurriendo, despertar, atender a mi familia, estar lo más presente posible con mi hija, tomar el auto, hacer las compras, pero en medio de esas actividades no me quedaba mucha energía ni inspiración para hacer más.

Me detuve entonces, deje de escribir en el blog, en la fan page de COmadres, pararon las grabaciones del proyecto COmadresTV, canalice casi todas mis consultas de doula a otras colegas, y me quede con lo mínimo, con lo que me daba para seguir haciendo inspirada aún. 

Ahí en el patio de la casa sintiendo una cascada de emociones, sintiendo como la vida con todo su poder actuaba en una transformación profunda, y como ante esa potencia de la vida de pronto yo no lograba sentir esa misma potencia dentro, comencé a acompañarme, sin exigirme mucho más que estar conmigo, y vaya tarea la de no exigirme más, la de parar el galope del caballo para estar en una imagen más como la de una semilla, que sólo permanece bajo la tierra hasta hincharse lo suficiente para romperse y convertirse en nuevo brote. Empaparme de confianza hasta sentir el impulso para moverme de nuevo... 








Maternar a mi hija entonces me recordó la esencia de estar aquí, en esta Tierra, en esta experiencia humana, escribiendo en este blog, acompañando a las madres en sus maternidades y a las mujeres en sus feminidades. Pues en medio del hacer y del deber ser muchas veces me he perdido, y es que nos dicen muchas veces que si atendemos nuestras necesidades dejaremos de atender las de nuestrxs hijxs, o viceversa que si atendemos las necesidades de nuestrxs hijxs, las nuestras quedarán ahogadas en la nada, como olvidadas. 

Pero nadie o muy pocos han hablado de la importancia de escucharnos y obedecernos, de la importancia de detenernos, respirar y comenzar de nuevo para ir a favor de nosotras mismas. Y ahí en ese acompañarnos, como a ese bebé o niñx que la vida nos ha confiado en el cuerpo de nuestros hijxs, escuchar a nuestro niño o niña interna, no huir de sus llantos, no huir de la necesidad de compañía de nosotras mismas, si "acompañar" nos esta agotando quizá habría que detenernos a preguntarnos si nos estamos haciendo falta, si nos estamos necesitando. 



Y entonces pude hacer la PAZ, conmigo misma, con mi proceso, y con los juicios que me estaba imponiendo de si por cuidarme estaba dejando de cuidar a mi hija, fue cuando me di cuenta de que el cuidado de mi misma es de vital importancia, que mi hija no necesitaba una madre alejada de sus necesidades de cuidado y auto amor, que si seguía  evadiendo mis necesidades, estaba mostrando con el ejemplo el auto abandono, a mi hija le hace mejor una madre que se escucha, se ama y que mi niña interna no esta emberrinchada por no escuchar mi necesidad de consuelo y descanso. 

Cuando hice la paz con lo que estaba sintiendo, pude entonces explicarle con palabras simples a mi hija lo que me estaba pasando, incluso pude decirle que había cosas que no me sentía lista para comunicarle con palabras, que estaba regresando a mi, para no seguir sumando abandono en nuestras vidas. Puedo ver con mayor claridad el extraño mensaje que se ha impuesto a la maternidad, algo así como que la maternidad es alejarnos de nosotras mismas, es acallar la voz de nuestro interior, la de nuestra mujer y niña interna. Pues desde que el viaje comienza, la voz de los médicos, de las terceras personas resuena con un peso muy fuerte, y claro que cuando llega bebé a nuestro brazos nos sentimos perdidas ante las necesidades de nuestro bebé, las voces externas por muy "expertas" que sean, el deber ser, y ahí abajito la voz de nuestra mujer y nuestra niña interna sin mucha potencia para ser escuchadas.

Esta maternidad que vivo, la que yo siento encarnar, y la que veo en la  mirada de mi hija, me ha recordado que si no escucho la sabia voz de mi mujer y niña interna, ambas nos sentimos perdidas, que la maternidad tiene el potencial de las posibilidades; de recordar quien soy yo, en mi verdad más profunda y llena de cariño. Que si de verdad mi más grande deseo es no seguir sumando violencia y abandono a nuestras vidas, abandonarme por no abandonar a mi hija no es la combinación congruente. 

Alejarme de mi sin darme cuenta, ir en contra de mi por que es lo que aprendí y creer que aún así puedo maternar con presencia a mi hija ha sido una ilusión, volverme a mirar, escucharme y desde esa sabiduría pedir la ayuda necesaria para mi y para nosotras ha sido una gran enseñanza del poderoso poder de mi maternidad, atreverme a darme cuenta cual es mi maternidad y no la construida por una sociedad alejada de si misma, es la tarea que atiendo a vivir con paciencia día a día. 

Creo que las madres merecemos saber que la maternidad es acompañar a las hijas y los hijos, pero sin abandonar la mujer que somos y que no dejaremos de ser, que la maternidad no es esclavitud, que necesitamos criar una humanidad llena de cariño, pero libre, incluso libre de lo que nos han dicho que significa ser madre, por que esta humanidad no necesita más mujeres abnegadas, que se sienten culpables, avergonzadas de su cuerpo y que niegan sus deseos, las madres necesitamos liberarnos del sufrimiento que le han impuesto a nuestra labor, y que lxs hijxs nos miren libres y amándonos constantemente, por que somos la primera relación que ellos entablan con el mundo, por que somos las primeras maestras de la humanidad, y el cariño y la libertad es urgente. 



Queremos un mundo distinto, pues es momento que las mujeres y las madres recordemos el amor a una misma.

Este texto es una dedicatoria de amor y una liberación a mi madre, a mi 
abuela y  a las abuelas de mi hija, por que ellas, yo, mi hija y las hijas de mis hijas merecemos una maternidad en donde no seamos esclavas de nada ni de nadie. 
La COmadre Lila





 
Lila Guerrero
Madre, doula y gestora general de COmadres.
Sesiones personalizadas de acompañamiento posparto.
Contacto: lilaromeroguerrero@gmail.com 






Comentarios

  1. Si Lila, asi es. Descubriendonos a traves de la maternidad. Que sano y valiente poner en palabras nuestra realidad, liberando nuestro proceso. Lentamente, a su momento volveran las actividades y todo tomara su lugar gracias por este articulo. Adriana Espinosa

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  2. Que lindas palabras!, gracias por esa reflexión tan sincera. Exitos en la crianza!.Saludos :)

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