Permitirnos sentir, así como nos estamos sintiendo...


¿Cuántas veces como seres humanos nos permitimos sentir sin juicios y sin culpa?




Hemos sido educados para calificar nuestros sentimientos/sensaciones como buenas o malas, como que esta bien sentirnos de un modo y mal si nos sentimos de otro modo... Y cuando devenimos padres deseamos que nuestros hijos siempre perciban de nosotros "buenos sentimientos". La realidad es que ese bebé, ese niño, no tiene ningún juicio sobre nosotros, la etiqueta de "bueno" o "malo" se la ponemos nosotros y es ahí en donde empieza de nuevo este círculo en donde estamos educando sobre el juicio de nuestras sensaciones.

Que gran regalo para nosotros mismos como seres humanos y padres también, permitirnos sentir sin juicios, dejando que la sensación llegue.  Que gran regalo para nuestros hijos es  un adulto que se permite sentir y no lucha con la sensación, pues desde esta libertad de existir desde la sensación, los más pequeños podrán mirarse en un espejo adulto que al ser libre de sentir le permite al otro (nuestros hijos) sentirse como desea sentirse, sin sentirse juzgado por que ni mamá, ni papá se juzgan ante las sensaciones.

Una crianza respestuosa, amorosa, empieza con uno mismo como padre o madre, cuando podemos permitirnos sentir sin juicios y entonces desde el respeto a nuestras propias sensaciones, podemos dar eso que nos damos, y respetar entonces lo que nuestros hijos sienten.

Una crianza respetuosa no es cumplir una serie de puntos que alguien más dijo, ni seguir la receta de otro, una crianza respetuosa empieza con el respeto a uno mismo, ¿pero qué es el respeto a uno mismo? el respeto a uno mismo puede significar muchas cosas, pero desde mi propia sensación es respetar mis sensaciones, mis ciclos, respetar que hoy me siento así y en otro momento me siento distinta, cuando estoy dispuesta a existir desde la libertad de sentir, no voy en contra de mi misma, no hay lucha, y puedo criar a mi ritmo, con mis sensaciones, sin juicios. Me doy cuenta de que los momentos que más me han costado trabajo al criar, son cuando me culpo por sentirme como me siento y lucho por cambiarlo, es entonces cuando aparece la ira, pues empieza una lucha insesante por querer cambiar lo que siento, luchando también por que mi hija se sienta diferente para que entonces yo me pueda dejar de sentir así y entonces viene la crianza sin respeto en donde no puedo repetar mis propias sensaciones y tampoco las de mi hija.

Cuando dejo de luchar conmigo misma, dejo de luchar con el otro, cuando me permito sentir sin juicios y existir, el otro también existe sin juicios y ahí es en donde podemos encontrar un espacio para que los deseos, las sensaciones de ambas partes exitan y co-creemos un espacio en donde todos podemos existir sin lastimarnos.

Ser madres y padres es una oportunidad que la vida nos regala para tener un espejo, el de nuestros hijos, que no  juzga, que esta limpio de etiquetas, alguien para el que nos somos "buenos" ni "malos" padres, alguien para quienes somos los seres humanos con quienes compartir la existencia en este cuerpo humano que siente y que si no juzga lo que siente, entonces criamos seres humanos libres, por que se permiten sentir sin juicios, por que eso recibieron de sus padres.

Pues cuál es la finalidad de criar con amor y respeto, que no sea la de criar niños y futuros adultos soberanos de sus sensaciones, que no luchan, que no descalifican al otro, por que no lo hacen con ellos mismos, por que no le enseñaron que estan bueno o malo sentir, que es parte de su vivencia.


Texto escrito por:

Lila Guerrero, Madre.
Gestora general de COmadres.
Acompañante de maternidad, crianza y ciclos femeninos.
Artista escénica.




Comentarios

  1. Chido comadre, gracias por compartir, aquí andamos, empecé a leer el libro de la Diosa, el primer capítulo, en el que se habla de la gran madre, de la dualidad que significa ser madre: lo oscuro y lo luminoso y el gran don que eso significa... así somos y vamos conociéndonos a la par que nuestro hijos van creciendo. Un abrazo.

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