En el CAMINO DEL ENCUENTRO mi vientre sonrió.


LA MEDICINA FUE VER, ABRIR LA VISIÓN, SENTIR CON LA INTUICIÓN, CON LA LIBERTAD, VOLAR, EL DESPRENDIMIENTO, CÍRCULOS QUE RECONSTITUYERON MI VIENTRE, MI ÚTERO, mi historia, mi vida, mi mamá.

Yo fui mamá de mi mamá y mi mamá me lloró.

Entonces yo toqué su vientre con mi mano, mi mano dulce y cálida, agradecida, le sobé su
herida, la de ser y haberlo olvidado, le agradecí el milagro, el estar ahí, pequeñita… fue
excitante, fue doloroso, fue increíble. Yo estuve dentro de ella, no lo sabía, no lo había
reconocido, no había sido conciente. Y entendí que la chamba más difícil es sostener la
palabra, poseer una palabra íntegra, sana, limpia, coherente… y que pocas veces se habla
para decir cosas importantes, y que en ese sentido la palabra está deshonrada… pisoteada…
violada, manipulada… Mi siembra fue guardar silencio, al menos hasta el otro día, hacer un
voto de silencio y ser atenta de lo primero que dijeran mis labios y mi mente… actos
inconcientes… fueron tres veces antes de ese lapso, tenues, casi imperceptibles: espérate…
una orden… una señal… trabajar con el verbo imperativo, hasta disolverlo, hasta no sentir la
necesidad de transformar a través del mando. No… un no precioso, con el mismo tono con el
que dice Tao su no.. es un no que parece Nu, agudo, verde… de jardín floreciente… de
melodía metal y permanente, suave, quedo. Me dió una satisfacción callada enorme
reconocer su tono de voz en mi voz… qué importante es para mí construir fronteras de
negación, como una pluma de estacionamiento que impide el paso, como la barda del
gigante egoísta, como el don del congelamiento del otro… importante misión la de aceptar
las acciones del otro, darles cauce y respetar su flujo, que es el mío y conmigo.

Y Salud,
salud, salud… al estornudar Tao.. amo poder regalarle mi palabra de bien a mi hijo… y me di
cuenta lo terrible que podía ser usar mi palabra bajo el cetro de la desesperación, el
hartazgo, el abandono, el enojo y la injuria, eso lo vi dentro. Usar las palabras adecuadas, la
que nos señala La Mujer que cuenta Cuentos, que me acompañó también en este trabajo
gracias a la Diosa que trabaja por el Universo Maribel, implica mayor acción, mayor
humildad, mayor responsabilidad, mayor agradecimiento, mayor dulzura. Y me descubrí a
mí misma guerrera, trascendí el umbral de la resistencia física… respiré, me acompañé en el
fuego, fui fuego también… y circulé… traje a mi maestra Kalyani, Selene la más preciosa, que
me ha enseñado a danzar con los elementos de la tierra y el Universo… mi corazón pulsaba,
latía… ¡Estaba adentro de mí! ¡¡No se iba!! ¡¡¡¡Por más que se agitara y corriera ahí estaba
conmigo no me dejaba!!. Descubrí el secreto de la integridad: respirar con ritmo y orden,
transformar para bien lo de afuera… adentro había agua y calor… por más calor que hiciese
afuera -que era adentro también- mi yo, con la alquimia de la respiración podía
transformarlo, podía ser ese árbol de la película de Darren Aronovovsky La fuente de la
Vida, podía sentir mis pelitos cómo se extendían y tomaban de afuera la humedad que
necesitaba mi cuerpo. Fui mariposa, la mariposa nació de mi energía, del ramo de poder, de
la salvia, del romero, de la albahaca, del toronjil. Las palabras sagradas de la guía Mayahuel
nutrían mis actos… eran representados por mi cuerpo, sentí cómo físico y espíritu podrían
unirse a través de la cohesión y el encanto… el ramo me habitó, me limpió, me recorrió. La
palabra y el acto… esa es la magia, que no es tan sencilla de alcanzar… abracé mis pies con
el manojo de vida, de noches, de mí, de invierno, de milagro, me invité a caminar de nuevo…
a reconocer lo que pisaban mis pasos… camino verde y de tierra, de alegría… de visión… de
respeto, de luz, de mí para bien y honra… de recuerdo y memoria, de trabajo y misión. La
mariposa transformadora… preciosa mujer que al Taller hermoso le puso de portada una
mariposa, voló también hacia mí. Ella bella, la guardiana de Caliope.

La visión entró, roja como bindi… entendí, entendí todo, entendí los dedos rojos de las
bailarinas de la India, y sus pies rojos, entendí por qué quería yo ir a la India, y entendí, que
primero tenía que habitar la India en mí. Sonreí… acepté el mensaje y el honrado placer de
mi búsqueda, el anticipado encanto de saber todo lo que gozaría con ello, antes de. Y supe
que iría, preparada, con diferente equipaje… un corazón construido desde la conciencia de
mi libertad y mi belleza, la honestidad de integrar los aprendizajes y caminar los envíos.

Mis mujeres todas vinieron a mí, las abrace, mi hermana Tania que puja, que percibe su
cuerpo, que se entrega, que goza, que ríe a carcajadas y que por lo mismo es libre y es mi
amor. Vinieron los aprendizajes recibidos… en el otro temazcal, el que guiaron poderosas
y amorosas Lila y Alhelí, el cómo yo en ese temazcal me parí niña, vulnerable, hermosa,
tenue, intrépida, cálida, dulce, acogí a esa niña y la abracé y lloré por mí y por mi madre
y por mi abuela y mis abuela y mis hermanas todas… En este otro guiado por la magia y
la grácil esencia de Mayahuel no sentí la necesidad de abrazarme en ese momento, de esa
forma, en este me parí luz y guerrera, contenedora y guía, protectora, caminante de caminos
largos, ejercitada en mi condición de mujer que avanza con la frente en alto, la mujer que
vuela y ve de frente la luz, la mujer visionaria que discierne, que se adelanta para observar
lo que viene, lo que se acerca. Vi por qué me interesa tanto la ejercitación de mi cuerpo, la
capacidad respiratoria que alcanzo cada vez que nado, y por qué siempre me he sentido
atraída por las actividades físicas y por la disciplina de la danza. Porque necesito un cuerpo
preparado para ser guía y avanzar por senderos diferentes largos trechos. Y me dio tanta
satisfacción poder verlo, me honró tanto. Me bendije tanto por no haberme olvidado del
todo.

Y cómo no agradecer a la mujer que tenía a mi lado, una mujer tan inmensa, tan amorosa,
tan grande y magnánima en su sencillez y su congruencia, Mónica… y cómo no tocar el pie
a Ayumi que depositaba su corazón en el suelo de nuestro llantos y deseos… y cómo no
tocarlas a todas a través de una… y cómo no darme cuenta del resurgimiento y el poder… y
cómo no encontrar a Tao y sólo verlo y reir, y reir y reir.

Gracias, gracias hermanas, hermosas todas por estar aquí y así. Así así.

Itzel Pineda, mamá de Tao.

Comentarios

  1. Hermosa... Medicina del alma, medicina de tu corazón, palabras de aliento y vida... Gracias a ti hermosa, muchas gracias. Te quiero mucho

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