Comadritas feliz día de las madres


Por que el día de las madres es todos los días y cada una de nostras lo sabemos, felicidades comadritas hoy y siempre, honramos su presencia y agradecemos por los milagros que nos han regalado y nos siguen dando con tanta generosidad. Con su sola existencia la vida es hermos. ¡Felicidades!

Les dejamos un texto que la comadre Mónica mamá de Sidharta  nos comparte a todas.

MI MAESTRO 
Raquel Tasa 

¿No se los había contado? Tengo un maestro. Él me ha enseñado que no hay más momento que ahora ni cosa más importante que lo que nos ocupa en este momento, porque quién se acuerda de lo que paso hace un instante y quién sabe lo que pasara en un rato. 

Mi Maestro es pura emoción, nada mental entorpece su visión, así que llora cuando el cuerpo se lo pide, sin pedir disculpas, sin mesura, porque el dolor, la necesidad, la querencia es intensa y lo apura hasta el fondo. 
Ah! Pero mi Maestro sonríe casi siempre, y me rindo ante él cuando lo hace, porque sus sonrisas me dan la vida, me tonifican, me hacen subir a la nube más esponjosa, y quiero más, siempre más, y cuando ríe, el mundo entero está en su carcajada, en su boca abierta, en sus ojos brillantes, y me sumo a cada carcajada haciéndome grande, inmensa, porque soy capaz de provocarlas, y él me las regala a cada día, a cada rato, sin medirlas, sin pedir nada a cambio. 

Hasta ahora no sabía del valor profundo del ahora ni de lo valioso que es vivir poquito a poco, sin prisas, sin relojes, dejándome llevar por sus ritmos sabios sin exigir imponer los míos absurdos. 

Mi Maestro no castiga. No castiga nunca, reclama lo que necesita con sonrisas y, si no escuchas, grita, llora; por eso, procuro estar atenta para proporcionarle aquello que reclama antes de que se desborde, y entonces y aún cuando me he retrasado, me regala sonrisas por aquello ya que pasó, ya no quiere recordar. Ahora es ahora, y ahora tiene mi pecho saciando su hambre o mi brazo alzando su cuerpo. 

Me ha enseñando que el ser humano es juguetón por naturaleza, salvaje, suave, mimoso, libre, que cuando das una caricia también te acaricias a ti mismo, y así, mientras le alimento de esta leche que me nace sólo para él, que nunca tiene fin, ambos nos acariciamos y nos damos las gracias, hasta que el sueño le vence y duerme como hace ahora, y es ahora cuando, al mirarlo, todavía me parece más sabio.  
Tengo un Maestro grande y sabio aposentado en un cuerpo chiquito, al que veo crecer día a día. Me enamoré de él hace más de nueve meses y aún antes ya lo quería y aún antes de antes lo presentía y lo amaba. ¡Ah! Dirás, pero si lo ama, entonces no es Maestro, está cegada; pero no, lo siento, no tienen razón. El amor no ciega, el amor abre los ojos, y nunca antes había estado tan despierta. 


Para seguir festejando les armanmos una lista de videos en YouTube: Tributo a la madre

Comentarios

Publicar un comentario