Hagamos la paz

¿Cuántas madres hemos juzgado la crianza que otra mamá ha elegido para su hijo?


¿A cuántas se nos ha llenado la boca de critica hacia otra mamá? 





La critica que no lleva a otra cosa más que a inflar nuestro ego, asumiendo que nosotras ¡nunca haríamos "eso" que hace esa mujer con su hijo(s)!

Hacemos juicio por todo, si trabaja, por que lo hace y deja a su bebé en una guardería, es una egoísta que solo piensa en su realización profesional , si no trabaja, por que es una floja que solo estira la mano y no hace nada por la economía de la casa y no tiene expectativas de manera personal.

Si da pecho: es una presumida de su éxito de lactancia, si no da pecho, ¿ qué le pasa? ¡acaso no sabe que es lo mejor para su bebé!
Si elige una lactancia prolongada: fomenta co-dependencia en su hijo.
Si elige quitar el pecho en cierto momento (por la razones que sean), ¡Que egoísta!

Y puedo llenar muchísimas páginas con ejemplos del juicio que tod@s en algún momento hacemos, sin importar la edad de los hijos, siempre hay algo que juzgar, siempre en nuestra inseguridad necesitamos descalificar las decisiones de alguien más para sentir que estamos haciendo lo correcto.

Ante esta situación me pregunto: ¿en qué momento dejamos de ser ser del mismo equipo? ¿pertenecemos a bandos? Las que trabajan contra las que no lo hacen, las que amamantan contra las que dan biberón, etc. ¿Acaso no todas somos madres?

Madres que necesitamos de apoyo, amor, comprensión, de una voz que nos pregunte:
¿cómo estás?
¿qué sientes?
¿qué necesitas?

Por qué elegir un lugar dentro de la crítica en lugar de ser unidad, compañía, equipo hombro con hombro. La postura debería de ser: no intentar convencer a nadie, si no compartir información, hacernos compañía sin juicio.

Siempre que reflexiono sobre el desamor del que esta invadido nuestra sociedad, me preguntó como llegamos a este lugar, en el que madres e hijos, nos sentimos solos, tristes, con nuestra intuición apagada, decidiendo sin decidir con plena conciencia.

¿No será el resultado de hacer bandos? ¿De prejuicios y egoísmos?

Política, social y religiosamente hay una constante guerra, cómo menguarla, cómo empezar una revolución silenciosa, pacífica.

¿Cómo podemos volver a ser consientes de que somos unidad?

Acaso no será por empezar con lo más simple y terrenal. Por conectar con nuestra madre interna, la que nos habita y la que habitamos, por sanarla y reconciliarla con nosotros mismos y así se reconcilie con la de los otros, pues es una en sí misma habitando el cuerpo de todos.

Hagamos la paz, madres de teta, madres de biberón, madres que trabajan, madres que no trabajan, madres que hacen la papilla en casa, madres que al compran en el súper, madres jóvenes y madres maduras, madres de un país y de otro, madres de todas las lenguas, saquemos la bandera del amor maternal y cantemos a un sólo canto la canción del amor, sigamos juntas el pulso del universo, que se hace presente cuando abrazamos a nuestros hijos y sentimos ambos corazones latiendo a un mismo ritmo.

Por que todas las guerras comenzaron en la soledad, la tristeza, el abandono, la ira, el odio.

Nada mejor que una madre para terminar con tanta desolación.

Comentarios

  1. desde la intimidad de la maternidad, la diada madre-hijo... desde la base.
    inspirador, lila!!

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  2. Me encanta!! Hagamos la Paz!! Somos Hermanas en la Maternidad tenemos que apoyarnos!!!

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  3. muy cierto...y he de confear que mi yo antes era como para sentirme segura y yo que se pero me di cuenta que todas somos mamis y en nuestro entendimiento y instinto hacemos lo que mejor es para con nuetros bodokes

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