MI ENFERMEDAD EXPLOSIVA

Desde hace semanas la vida de Majo y la mía han experimentado muchos cambios, cambio de guardería, cambio de rutina, entre a trabajar un poco mas "formalmente", tuve que dejar cosas y tomar muchas decisiones, las cuales en este momento me he cuestionado tanto.
Y es que desde que Majo entró a la nueva guardería es tan distinta, han pasado ya más de dos semanas de eso, y cada día al ir por ella siento que algo no marcha bien a pesar de que su respuesta ante cómo le fue siempre es "positiva", se me hace un hueco de sólo recordarlo, aceptarlo y escribirlo, pero definitivamente Majo se comporta enojada conmigo, me grita, me ignora, no quiere caminar de mi mano, no me habla de lo que le pasa o de lo que necesita y hoy con una seguridad que me dio miedo y con una mirada de coraje me dijo: "No te quiero"; y entonces desde hace días sin querer sin tener el valor de aceptarlo me he culpado en silencio por las decisiones que tomé respecto al rumbo de nuestras vidas, siento que me equivoqué y que todo salió mal que al final Majo no la esta pasando bien y yo tampoco puedo estarlo y como es mi costumbre me hago historias trágicas en la mente donde mi hija se convierte en la víctima de mis decisiones equivocas. Porque además me estoy dando cuenta que los cambios también me afectaron mucho, de pronto cuando me había acostumbrado a ver a mi madre 3 días a a la semana y pasar la tarde acompañada y después poder ir a mi fabulosa clase de Kick Boxing que había retomado después de 3 años, y ser más libres Majo y yo para jugar, para no hacer nada, para dormir a veces la siesta juntas, incluso para cocinar; ahora siento como si se me estuviera viniendo encima una avalancha de nieve que conforme avanza la bola se va haciendo más y más grande y yo me voy quedando sin fuerzas para correr, para huir, para huir de mi, de lo que estoy haciendo y en lo que me estoy convirtiendo porque al abrir los ojos y con el corazón apachurrado me doy cuenta que no he sido congruente con mi maternidad, ni con mi ser.
Hace dos semanas mi cuerpo me empezó a avisar que algo no andaba bien y "no tuve tiempo de escucharlo", hasta que me gritó tan feo que me hizo llorar de dolor y paralizarme, que me hizo sangrar y que me infecto y entonces ahí si lo escuche pero la crisis ya estaba presente, y desde entonces no he logrado sanar, he tenido momentos de duda y de flaqueza en los que mi dolor me han llevado a cuestionar mi decisión sobre la homeopatía, en los que he deseado borrar el dolor y la enfermedad, pero afortunadamente Yola, nuestra doctora del alma, ha estado para ayudarme a pasar las crisis, pero aún así sigo teniendo crisis que no entiendo, que no logro o no se cómo entender, y ahora pienso que tal vez me da miedo comprender. Me alcanzó mi avalancha, hoy y ahora mi cuerpo, mi mente y mi corazón juntos me muestran lo cansados que están, lo mal que le hizo a mi cuerpo dormir 5 horas o menos durante varias semanas, el estress, la presión, lo mal que lo alimente, el poco amor y apapacho que le dí a mi corazón todo eso que hice y no hice se me está revelando de una forma muy dolorosa. 
En mi consulta del domingo pasado, Yola me preguntaba como me tenía todo esto, y entonces fue cuando fui capaz de aceptar que nada estaba bien, estoy cansada todo el tiempo, no tengo energía, estoy irritable, enojada, susceptible, poco tolerante, grito, discuto, e incluso y hasta ese momento se me abrieron lo ojos, para ver que justo la noche anterior de "la gran crisis de mi cuerpo", había tenido en casa  "la gran crisis matrimonial", una como nunca con gritos, con palabras dolorosas, con mucha ira y rabia, con impotencia, tan explosiva como mi enfermedad; y entonces pienso en las actitudes que Majo ha tenido, en su coraje, en sus ojos con tristeza, en su constante dolor porque papá pasa tanto tiempo trabajando y en mi constante coraje por el tiempo que pasamos solas.
Y en ocasiones me siento tan pero tan cansada de ser polifacética, de ser la mamá, ama de casa, la cocinera, la chacha, la esposa, la trabajadora y definitivamente no puedo, y entonces me fastidia no poder, porque odio ver mi casa hecha un desastre, extraño cocinar, odio no salir con Majo por las tardes o jugar sin pensar en todo lo "pendiente", añoro ser la novia de mi esposo como antes, me deprime no ser la "profesional que debería ser", y es cuando entre toda esa madeja de cosas me pierdo, se me va la vida, la energía y la salud.
Pero lo peor de todo, es darme cuenta y sentir que mi hija no tiene la misma sonrisa de antes, pensar y sentir que no la estoy haciendo feliz, y que no se el camino para lograrlo, eso me mata, es eso lo que ha matado el brillo de mis ojos, mi sonrisa y ha quebrantado mi paz.


Co-madres, mi círculo de luz y de felicidad he deseado compartirles esto justo y sólo a ustedes porque es aquí donde me siento escuchada, comprendida, no juzgada, en sintonía y ahora después de no sólo haberlo visto sino después de convertir mis sentimientos en letras legibles para todas ustedes siento como que la nieve sobre mí es un poco más ligera.


Gracias por su existir en nuestras vidas.